Estoy tranquilo. Mis obras avanzan, en
buen camino y sin pararse, no a pasos agigantados pero si llevan el ritmo
sosegado que yo deseo. Me he permitido el lujo de ponerme el teclado sobre mis
muslos y, holgadamente, hacer honor a mi pequeño y humilde diario de bitácora,
y explicar lo que estoy llevando acabo desde hace algún tiempo.
Bueno, no hará mas de dos días, cuando un
muy amigo mío y yo, decidimos hacer una profunda reflexión e indagar un poco
sobre los misterios del Pathos, un global termino filosófico que engloba
demasiados conceptos como para ser explicado en tan solo una entrada. Creo que
estoy teniendo con el señor Arystar, las conversaciones más nítidas y
productivas que jamás he tenido con alguien en mucho tiempo. Esto me puede
ayudar en gran a parte, a comprender mejor la vida que me rodea, y a escribir
mejor de la vida de quienes me rodean, y de mi vida.
Pero, paralelamente, me aproveche de la
bondad de mi estimado amigo, para comprobar con el, uno de los más bellos
misterios que ha tenido el ser humano. Sabía que aceptaría adentrarse en este
surrealista mundo paralelo, tanto por su forma de ser, como por el hecho de
darme y darse el gustazo de explorar algo tan oculto. Los sueños son tan solo
un medio de tantos, de los que intentamos explorar este exquisito planeta. Pero
no son tan deliciosos como yo pensaba. Realmente en mi, es horroroso.
Ciertamente ya me esperaba algo así, pero prefería tener la idealizada ilusión
de un mundo hermoso y bello. Esta vacío de amor y lleno de odio. Es terrible entrar
ahí. Pero lo volveré a hacer una y otra vez. Se que le gusta que me hable,
dejare que converse durante horas conmigo, no seré exigente. Mi color es el
negro, no el rosa, no pienso rendirme antes mi mismo.
Diego utiliza el subconsciente para
derribar a mi yo interior, masacrarlo, hacerlo picadillo en una lucha de maldad
y crueldad.
Pero yo tengo un arma mucho mas poderosa,
con la que él jamás podrá luchar. Un lápiz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario