28.7.12

Noche

Noche.
Evidentemente, escribo esto de noche. Noche profunda y oscura, como jamás la había sentido  y como siempre la he visto.
Tenía unas ganas irrestibles de escribir algo, asi que me sacaré de la manga, como aquel que dice esta oda a la noche. Pero... ¿Por qué? No creo que haya alguien que no adore la noche. Esa misteriosa etapa diurna, oculta y funebre.
Desde tiempos inmemoriables, el hombre ha intentado curiosear con todo lo que pudo, llegando a limites insospechados. Y tan solo unos cuantos artistas alocados tuvieron el coraje de mirar los ojos y desnudar la sugerencia de la noche. Se viste de negro oscuro, con estampados de frágiles nubes difuminadas y brillantes estrellas de diversos tamaños.
Pero en realidad tratamos a la noche como la morada de nuestros peores temores, robando su belleza y dandole la vision tétrica que no se merece. Los fantasmas no aparecen de dia; Frankestein se creó en la tormenta nocturna de su novela. Nuestros miedos, se manifiestan de noche, mientras que irónicamente, la noche nos apremia a un descanso merecido despues del laborioso dia. Tal vez el ser humano, en su insaciable busqueda de lo destructor y lo demoledor, con una pizca de sadismo, creó monstruos tenebrosos, solo para segar la tranquilidad personal y el reposo. Tal vez estemos locos, pero lo hemos hecho y lo seguimos haciendo. Y no se nos ocurre otra cosa, que hacer de la noche la madre que aguarda bajo su seno esa ilimitada tira de seres escalofriantes y horripilantes.
Pero intentando dominar la noche, no nos hemos dado cuenta que se ha encargado de cambiar las tornas y dar un giro brusco de papeles.
Estoy seguro que la noche sabe poner las cosas en su sitio. Da concentración, pero solo a aquellos que la necesitan, aquellos que la anhelan, anhelan de inspiración tal vez. O más físico, el melodioso silencio.
La noche da locura a quienes la ansian, con esas creaciones mentales innombrables e indescriptibles.
La noche da placer, es un escondite de amor, la luna vela por la pasion de dos jóvenes seduciendose bajo las garras lujuriosas de la oscuridad.
La noche da descanso a aquellos que saben reprimir su estupidez enfermiza. Aun quedan cuerdos que duermen.
 

La noche es contraste... Solo su invariable tonalidad, forja la excepcion en su lista de cambios. La noche es nerviosismo o tranquilidad, trsiteza o alegria, placer o dolor.
La noche ¿Sabemos algo de ella? ¿Sabemos lo que esconde? No, no creo que nunca lo sepamos. La noche, conseguira seducirnos por siglos y jamas conoceremos en que parte de su velo negro reside su eficaz hipnosis.

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