Que desilusión, cualquiera que lo haya probado y haya caído en sus garras sabe de que estoy hablando. No, no vengo a repetirme, repetir es odioso en los escritores. Una misma idea, un mismo argumento, si no se usa como es debido lleva a una espesura que ni siquiera la expresión puede disolver. Y nadar entre espesura, cansa.
No vengo a escribir de nuevo sobre: Que "malo" es el arte con nosotros, como nos "maltrata", cuanta locura hay que tener para "amarlo". Otra vez no.
Me acerco al panorama del gremio, integrándome cómodamente en lo que yo debo ser en un futuro. Me amueldo con tranquilidad a personas que hacen liviana esta tarea, a pesar de ser ardua y laboriosa. Pero por otra parte, mucho me temo que puedo observar con más detenimiento desde este monte a aquellos que hacen otro tipo de grupos artísticos, y que enfocan su camino a otro objetivo.
De verdad que la hipocresía no es un defecto mío por suerte o por desgracia. Veis lo que es, y lo que es es lo que veréis. No hay nada más que sonsacar de este alma, que esas criaturas que quiero apasionadamente. Esa es mi senda, y ahí debo terminar.
Pero mucho más lejos quedan aquellos que con picardía, enfrentan su habilidad a otros fines mucho menos interesantes y productivos. No digo que nadie vaya a conquistar el mundo escribiendo o pintando, y bien se sabe que podría, pero no es eso lo que ocurre.
Estoy conociendo gente que piensa como yo, que puede conversar tranquilamente, tal y como escribo, mostrando un impoluto pensamiento de mi visión de la vida. Pero voy conociendo a personas contrarias a este hecho. Desgraciadamente, todas de mi edad, aunque la generalización no da ninguna ventaja, ya que sé que fuera hay algunas maravillosas mentes prodigio con ganas de inspirarme un poco.
Esto no es un juego. De acuerdo que quieras impresionar a la chica que conociste el otro día. El arte es como la magia, sabe embaucar y su truco no se ve, tan solo el producto es lo que se obtiene. Pero nadie hizo el arte, por lo tanto, no es un don que podamos usar las personas, para algunas personas. Es todo con todo, en una perfecta relación simbiótica. Que esa pobre muchacha ignorante se deshaga en flujo mientras se quemas la cabeza por hacer un poema de su agrado, no es un divertimento sano.
No digo por ello que mi divertimento sea por eso más sano. Tampoco me quedo en este tipo de homosexuales artísticos.
También conozco gente que desea que su trabajo sea admirado por otros. Es obvio y razonable, todos los artistas quieren el reconocimiento a su arte, como una madre lo querría para sus hijos. Pero estos son capaces de ensortarte por el ano su blog lleno de flores y mariposas, y no por ello será peor. Lo peor es cuando no saben aceptar una crítica negativa, porque su anhelo no reside en una mala opinión, sino en unas buenísimas opiniones. Y crean su propio espejismo de su arte, como el vidrio deformado que nos muestra aberraciones de lo que no es, ellos ven allí la mas verdadera mentira.
¿Qué ocurre? ¿Es divertido este juego? No es un juego. Todas las risas que os pueda provocar esto, son un engaño. Todas las ilusiones que os pueda provocar esto, son un engaño. Todos los comentarios positivos que recibis diariamente, son un engaño.
Que nadie me tache por prejuicioso, en un intento ahogado de soltar todo lo que llevo dentro. Es tan cierto que los nombres están grabados en mi cabeza, solo los que conozco, pero también los que no conozco pecan de igual manera.
Bien sabéis ya, si no os habéis enterado aun, que soy modesto, no lo suficiente que me gustaría ser. Me siento halagado con un suspiro, pero no proclamo mi grandeza, porque sé que tan solo es un suspiro. Mis halagos los hago yo, y aun no he tenido alguno del que me sienta de verdad orgulloso. Pero mis críticas las hacéis vosotros. Y eso es irrefutable.
No escribo para nadie, escribo para todos los que me quieran leer. No escribo para vuestras buenas críticas, sino para las buenas mías, que aun no tengo. Ya he tenido bien claro, que el arte no es un juego.
Y a quién no le guste, que hable ahora o que calle para siempre.
29.8.12
25.8.12
Rutina del escritor
La rutina del escritor, de lo menos rutinosa y de la más productiva de las rutinas de cualquier oficio. Es simple, pero a la vez compleja. Su simpleza reside en lo que es un molde predefinido que marca el ritmo de todas las rutinas. Su complejidad se acomoda en que el molde varía, día tras día renovamos molde. Pero, ¿cual es el molde?
Te levantas un día cualquiera. Como de costumbre, tu historia, con todos su personajes, con el acoplamiento de una introducción válida, la firmeza de un nudo competente y el desenlace revelador e impactante que todo buen relato debe tener, te ha estado dando la lata toda la maldita noche. Tus escritos no entienden de estrellas o sol, sino de vivir o morir. Obviamente, coges un lápiz con el deseo de escribir algo que se pueda leer. Que horror, esto es una mierda, dices después de un par de párrafos. No quieres tirarlo, pero sabes que es un amante parasitario. Tanta práctica te permite encestarlo de una sola vez en la papelera, que rebosa de bolas de papel arrugadas. Vuelves al relato, y comienzas con la idea principal en mente, a desarrollar el esqueleto perfecto de tu obra. Bien, ya si se va encaminando.
Con tus tripas como leones, te levantas y te preparas un café y una tostada, con la seguridad de que has empezado el día con buen pie. Te comiences a sentir orgulloso de lo que escribes y te comes el desayuno en un santiamén. Con un buen presentimiento en la mente, decides que es mejor reposar el cuento un poco, sabe esperar. Das un paseo, sales con unos amigos, te despejas, aunque no totalmente. La idea sigue ahí, seduciendote, intentando inmortalizarse en tinta bajo tu mano. Comes con una sonrisa en los labios, como aquel que ha conseguido que le publiquen una novela que le ha costado años. Vuelves a tu escritorio, y te sientas.
Decides dar una lectura rápida de enganche a lo que ya estaba perfecto. ¿Qué es esto? De nuevo un triple y a la papelera. Te das cuenta que has estado perdiendo el tiempo. Tienes otra oportunidad, comienzas a escribir. Nueve puntos para el escritor fracasado, con su tercer triple.
Comienzas a dudar de tu oficio. Nada sale como quieres que salga, y lo que sale como quieres que salga no es bueno. Estas enfadado con tu argumento, pero no paras de escribir. Los triples se pueden alargar hasta la noche, hasta incluso la hora de "dormir", en la que puedes encestar una y otra vez los escritos de tu mente.
O también puede ser que te tranquilices con tu historia. Es buena, deja que tus personajes hablen, tan solo quieren sacar lo que llevan dentro. Dejas el lápiz sobre el folio, y comienzas a escribir. ¿Qué es esto? No, no es para mal, no es como antes, ahora sientes un cosquilleo en las manos mientras escribes. "Esto si que es una sonrisa merecida, no lo de esta mañana" piensas. No piensas mal. Tus ojos ven las palabras ya escritas, lo único que debes es seguir la marca, como calcarlas en el folio. Es tan sencillo escribir. Incluso puedes pensar en otras cosas. Es cuando la bicicleta se tambalea y te recuerda que estas en un camino lleno de piedras, cruzando una montaña a una altura de dos mil metros.
Cuando terminas dejas tu firma, con un alivio increible. ¿Que me pasa? Escuchas un grito. Ya es la hora casi de dormir, he olvidado cenar. Has pasado horas escribiendo, pero ha merecido la pena. Sigues escuchando ese grito. Quiero dormir, estoy cansado pero ¿Quién grita? Callaros de una vez, no quiero nada de vosotros. ¿Qué? ¿Otra historia? No, no gracias, pero acabo de escribir una. No paran de gritar, voces dentro de ti, que narran una historia difuminada.
Un robot asesino, un científico loco, un dragón sin alas, un soldado enamorado, un escritor maquiavélico, qué mas da quién es. Lo unico que quiere es abrirte en canal y salir dentro de ti.
Le das una oportunidad, y dejas que empiecen a contar su historia. A regañadientes, le recuerdas: "Será la ultima vez que deje que conteis esto a la hora de sobar, ¿Está claro?"
No, no está claro. Seguirá siendo así siempre que seas escritor. Es la rutina del escritor, quién sabe si alguno tuvo una cadena de fracasos de una semana, o una recolecta de relatos en un solo día. Siempre estarás ahí para escuchar las historias de quienes estan dentro de ti.
Pero la labor de un escritor, no se limita a escuchar historias, sino a contarlas, más allá de su imaginación, y la de todos sus lectores.
Te levantas un día cualquiera. Como de costumbre, tu historia, con todos su personajes, con el acoplamiento de una introducción válida, la firmeza de un nudo competente y el desenlace revelador e impactante que todo buen relato debe tener, te ha estado dando la lata toda la maldita noche. Tus escritos no entienden de estrellas o sol, sino de vivir o morir. Obviamente, coges un lápiz con el deseo de escribir algo que se pueda leer. Que horror, esto es una mierda, dices después de un par de párrafos. No quieres tirarlo, pero sabes que es un amante parasitario. Tanta práctica te permite encestarlo de una sola vez en la papelera, que rebosa de bolas de papel arrugadas. Vuelves al relato, y comienzas con la idea principal en mente, a desarrollar el esqueleto perfecto de tu obra. Bien, ya si se va encaminando.
Con tus tripas como leones, te levantas y te preparas un café y una tostada, con la seguridad de que has empezado el día con buen pie. Te comiences a sentir orgulloso de lo que escribes y te comes el desayuno en un santiamén. Con un buen presentimiento en la mente, decides que es mejor reposar el cuento un poco, sabe esperar. Das un paseo, sales con unos amigos, te despejas, aunque no totalmente. La idea sigue ahí, seduciendote, intentando inmortalizarse en tinta bajo tu mano. Comes con una sonrisa en los labios, como aquel que ha conseguido que le publiquen una novela que le ha costado años. Vuelves a tu escritorio, y te sientas.
Decides dar una lectura rápida de enganche a lo que ya estaba perfecto. ¿Qué es esto? De nuevo un triple y a la papelera. Te das cuenta que has estado perdiendo el tiempo. Tienes otra oportunidad, comienzas a escribir. Nueve puntos para el escritor fracasado, con su tercer triple.
Comienzas a dudar de tu oficio. Nada sale como quieres que salga, y lo que sale como quieres que salga no es bueno. Estas enfadado con tu argumento, pero no paras de escribir. Los triples se pueden alargar hasta la noche, hasta incluso la hora de "dormir", en la que puedes encestar una y otra vez los escritos de tu mente.
O también puede ser que te tranquilices con tu historia. Es buena, deja que tus personajes hablen, tan solo quieren sacar lo que llevan dentro. Dejas el lápiz sobre el folio, y comienzas a escribir. ¿Qué es esto? No, no es para mal, no es como antes, ahora sientes un cosquilleo en las manos mientras escribes. "Esto si que es una sonrisa merecida, no lo de esta mañana" piensas. No piensas mal. Tus ojos ven las palabras ya escritas, lo único que debes es seguir la marca, como calcarlas en el folio. Es tan sencillo escribir. Incluso puedes pensar en otras cosas. Es cuando la bicicleta se tambalea y te recuerda que estas en un camino lleno de piedras, cruzando una montaña a una altura de dos mil metros.
Cuando terminas dejas tu firma, con un alivio increible. ¿Que me pasa? Escuchas un grito. Ya es la hora casi de dormir, he olvidado cenar. Has pasado horas escribiendo, pero ha merecido la pena. Sigues escuchando ese grito. Quiero dormir, estoy cansado pero ¿Quién grita? Callaros de una vez, no quiero nada de vosotros. ¿Qué? ¿Otra historia? No, no gracias, pero acabo de escribir una. No paran de gritar, voces dentro de ti, que narran una historia difuminada.
Un robot asesino, un científico loco, un dragón sin alas, un soldado enamorado, un escritor maquiavélico, qué mas da quién es. Lo unico que quiere es abrirte en canal y salir dentro de ti.
Le das una oportunidad, y dejas que empiecen a contar su historia. A regañadientes, le recuerdas: "Será la ultima vez que deje que conteis esto a la hora de sobar, ¿Está claro?"
No, no está claro. Seguirá siendo así siempre que seas escritor. Es la rutina del escritor, quién sabe si alguno tuvo una cadena de fracasos de una semana, o una recolecta de relatos en un solo día. Siempre estarás ahí para escuchar las historias de quienes estan dentro de ti.
Pero la labor de un escritor, no se limita a escuchar historias, sino a contarlas, más allá de su imaginación, y la de todos sus lectores.
22.8.12
¡A matar!
No, no me he vuelto loco aun. Depende de como se interprete el titulo, la reflexión tendrá un significado u otro. "A matar", realmente es algo que solo diría un asesino psicópata o... un artista. ¿Por qué?
Los dos estan interpretando esas dos palabras. Pero el asesino, se limita a un significado semántico, el de atrapar una persona y descuartizarla, hacerla trizas, apuñalarla.
Para los artistas, el significado no excede de la agresividad que encierran. Es apretar lo dientes, y afrontar lo que viene de frente. La metáfora está servida en bandeja, espero que sea lo suficientemente transaparente como para demostrar que cuando dejamos nuestro arte fluir, estamos poniendo toda la carne en el asador.
Centrándome en la rama artistica que sigo, la escritura es un final más del mismo medio. No que sea mas efímera o mas eterna aporta una expresión distinta nuestro trabajo. ¿Por qué "a matar"? Salir a matar es lo que hacemos día tras día. No machacamos a nadie, algunos tan solo en sus retorcidas mentes. Pero, libramos una batalla cada vez que escribimos. ¿Exagerado? Nunca dije algo tan real, como el suplicio del enfentramiento rutinario.
El tiempo pasa más despacio, cuando un folio en blanco te grita en la mente. Desenvainas tu bolígrafo negro, dispuesto a dar vida a tus personajes, a tus historias. Incluso teniendo una voluntad guerrera y una fiereza involuntaria, sabes que a veces ese folio gana. De hecho, lo hace muchas veces.
Se queda totalmente virgen, mientras tu genial argumento revolotea en tu cabeza, en un zumbido insoportable digno del peor mosquito. Tienes el arma más mortifera contra ese trozo de materia inerte y clara, esa finura de papel que se burla de ti. Pero tu miedo se interpone ante el escritor inocente, que escurre la tarea para otro día.
¡No! ¡A matar! Debes demostrarle a ese folio de lo que estás hecho. Muestrale la historia en la que estuviste pensando la otra noche, que no te dejó dormir, aquel malévolo personaje chiflado o aquella inocente víctima. Muestrale los mejores campos y las peores prisiones. Haz que las más bellas emociones de felicidad contrasten con la meláncolica tristeza que impregna lágrimas de olvido. Sólo así, la tinta que dejes será imborrable.
Recuerda un segundo antes que debes salir a la batalla, con una sola frase en boca y en mente: ¡A matar! Porque irónicamente, solo con un "a matar" los escritores pueden optar "a vivir"
Los dos estan interpretando esas dos palabras. Pero el asesino, se limita a un significado semántico, el de atrapar una persona y descuartizarla, hacerla trizas, apuñalarla.
El bolígrafo es más poderoso que la espada si la espada es corta y el bolígrafo es agudo. - Terry Pratchett |
Para los artistas, el significado no excede de la agresividad que encierran. Es apretar lo dientes, y afrontar lo que viene de frente. La metáfora está servida en bandeja, espero que sea lo suficientemente transaparente como para demostrar que cuando dejamos nuestro arte fluir, estamos poniendo toda la carne en el asador.
Centrándome en la rama artistica que sigo, la escritura es un final más del mismo medio. No que sea mas efímera o mas eterna aporta una expresión distinta nuestro trabajo. ¿Por qué "a matar"? Salir a matar es lo que hacemos día tras día. No machacamos a nadie, algunos tan solo en sus retorcidas mentes. Pero, libramos una batalla cada vez que escribimos. ¿Exagerado? Nunca dije algo tan real, como el suplicio del enfentramiento rutinario.
El tiempo pasa más despacio, cuando un folio en blanco te grita en la mente. Desenvainas tu bolígrafo negro, dispuesto a dar vida a tus personajes, a tus historias. Incluso teniendo una voluntad guerrera y una fiereza involuntaria, sabes que a veces ese folio gana. De hecho, lo hace muchas veces.
Se queda totalmente virgen, mientras tu genial argumento revolotea en tu cabeza, en un zumbido insoportable digno del peor mosquito. Tienes el arma más mortifera contra ese trozo de materia inerte y clara, esa finura de papel que se burla de ti. Pero tu miedo se interpone ante el escritor inocente, que escurre la tarea para otro día.
¡No! ¡A matar! Debes demostrarle a ese folio de lo que estás hecho. Muestrale la historia en la que estuviste pensando la otra noche, que no te dejó dormir, aquel malévolo personaje chiflado o aquella inocente víctima. Muestrale los mejores campos y las peores prisiones. Haz que las más bellas emociones de felicidad contrasten con la meláncolica tristeza que impregna lágrimas de olvido. Sólo así, la tinta que dejes será imborrable.
Recuerda un segundo antes que debes salir a la batalla, con una sola frase en boca y en mente: ¡A matar! Porque irónicamente, solo con un "a matar" los escritores pueden optar "a vivir"
20.8.12
Es pincel o pistola
Por desgracia, esa maravilla de frase no es mía, sino de un estimado amigo (R.Arystar). Nunca el arte ha sido tan vivamente expresado en dos contraposiciones. Cuatro palabras que encierran cuatro letras con siete formas. Me tomo la libertad de robar su oración, e incluso la confianza de hacer una pequeña reflexión de esta realidad.
Algo que puede crear, tiene también la posibilidad de destruir. El arte no lo hizo nadie. Nadie creó aquello que puede crear. Ninguno de nosotros tiene ese poder de saber lo que es realmente el arte. Sin embargo, en nuestra mano está cogerlo y sucumbirse a los encantos de esta musa oculta ente bellas palabras, profundos paisajes, melancólica música o suave escultura. El arte tiene la habilidad de derretir a la más dura de las velas, porque su fuego es incontrolable. Todo el amor que puedes dejar en él, es inigualable, y nunca volveras a ponerlo de la misma forma jamás. Si alguien intenta explicar que es lo que tiene, que fascina a gente de cualquier edad, le será imposible explicarlo. No se debe explicar. ¿Se puede explicar lo que es el amor o el odio? ¿No es acaso el arte la mayor mezcla de sentimientos, puros y transparentes? Hay tantos tipos de artes, como tantas personas hay.
La más mínima afinidad, ni siquiera la mas inmensa, no crea grupos, solo ficciones en islas imaginarias. El mar es profundo aquí, y nuestros pensamientos son olas, que no deben de tener roce con cualquiera de nuestras semejantes.
El arte tiene la capacidad de crear y destruir. De confirmar la construcción de la mayor belleza, de la emotiva exaltación de lo perfecto, y derruirlo entre ira macabra y funesta. Solo hay un pequeño problema. El arte no es tan estúpido como destruir su obra. Te destruye a ti, y lo hace por dentro, desde lo más escondido y profundo de tu ser. Te puedes enfadar con la brisa marina, con la pureza del viento, con el rocío de la mañana.
Es pincel o pistola, tu decides.
Algo que puede crear, tiene también la posibilidad de destruir. El arte no lo hizo nadie. Nadie creó aquello que puede crear. Ninguno de nosotros tiene ese poder de saber lo que es realmente el arte. Sin embargo, en nuestra mano está cogerlo y sucumbirse a los encantos de esta musa oculta ente bellas palabras, profundos paisajes, melancólica música o suave escultura. El arte tiene la habilidad de derretir a la más dura de las velas, porque su fuego es incontrolable. Todo el amor que puedes dejar en él, es inigualable, y nunca volveras a ponerlo de la misma forma jamás. Si alguien intenta explicar que es lo que tiene, que fascina a gente de cualquier edad, le será imposible explicarlo. No se debe explicar. ¿Se puede explicar lo que es el amor o el odio? ¿No es acaso el arte la mayor mezcla de sentimientos, puros y transparentes? Hay tantos tipos de artes, como tantas personas hay.
La más mínima afinidad, ni siquiera la mas inmensa, no crea grupos, solo ficciones en islas imaginarias. El mar es profundo aquí, y nuestros pensamientos son olas, que no deben de tener roce con cualquiera de nuestras semejantes.
El arte tiene la capacidad de crear y destruir. De confirmar la construcción de la mayor belleza, de la emotiva exaltación de lo perfecto, y derruirlo entre ira macabra y funesta. Solo hay un pequeño problema. El arte no es tan estúpido como destruir su obra. Te destruye a ti, y lo hace por dentro, desde lo más escondido y profundo de tu ser. Te puedes enfadar con la brisa marina, con la pureza del viento, con el rocío de la mañana.
Es pincel o pistola, tu decides.
12.8.12
Prejuicios
Prejuicios. Los prejuicios están cargados
de prejuicios. Es el letal veneno que probamos y damos probar, que compramos
ignorantes y vendemos orgullosos. No me arrastra más que un profundo odio las
comparaciones llevadas a cabo, como si nos creyéramos algo, por el hecho de ser
seres pensantes, como jueces de otro planeta que exigen y plantean problemas
absurdos y sin sentido a los inferiores humanos. Y guiados por una corriente
social, dejan caer su mazo a favor de lo que políticamente correcto es ahora
correcto para ellos también. Aunque saben que tan solo se han dejado firmar en
el libro de su conciencia y usurpar en la reputación, alimentando con esas
hojas a todos los prejuiciosos que los persiguen.
Los prejuiciosos son atrapados por los de
su círculo, y estos, por los prejuiciosos, en una cadena infinita de hipócritas
con sonrisa de plástico y ojos de yeso. Pero cuanto asco damos, que creemos
conocedores y participes de nuestro mundo, de nuestras reglas y de nuestra
vida, y apenas conseguimos conocer lo que somos nosotros. Pero si nos vemos
capaces de, entre la oscuridad y en perfecto sigilo, atentar contra el inocente
o el culpable, errando la mayoría de las veces, pensando que la adivinación de
su vida nos dará importancia. Cuanta basura hay que limpiar, no creo que acabe
nunca esta insaciable búsqueda de lo ajeno, no creo que nunca se limpie esa
basura que nos llega hasta las orejas. El prejuicio es el hijo de la señora
hipocresía, porque ningún prejuicio llegara a oídos del prejuiciado por el
prejuicioso. Como si fuéramos niños, unas morbosas manos invisibles nos
remueven el estomago y nos dan un cosquilleo adictivo. No sabemos lo que
hacemos, ni lo que provocamos cuando lanzamos un prejuicio. El daño no nos
importa, al igual que el dañado, si no nos incumbe a nosotros, es otro más de
tantos.
Tantos que han creado prejuicios y los
usan constantemente.
11.8.12
Resurge hacia abajo
Creo con toda franqueza, que estoy
viviendo una de las épocas mas extrañas de mi vida. Los sucesos se agolpan y
presionan el presente contra la pared del futuro. ¿Por qué tanta prisa? Este
ritmo acelerado no podría llevarlo preciso ni el mejor de los corredores en la
maratón de la vida. Dejadme un respiro. Dejadme saborear la victoria de cada
momento, del sentir que sigo vivo y que soy feliz, de que tengo dos manos para
escribir y una mente para pensar. Todo se vuelve turbio, pero el agua es tan
cristalina, todo parece un juego de niños. Todo es muy raro, cada día adoro más
escribir, pero se aparta de mí el hecho consciente que me unía a mis palabras.
Pero las metáforas encajan a la perfección en esta manta lisa y literaria de
letras sinceras. No necesito más de la mitad de hoja para sentir todo lo que
siento, si es que siento algo. Creo que a partir de ahora, realmente esta
consiguiendo escribir, mi amado y apreciado amigo, Diego.
El uno por ciento
Bueno, si bien es cierto que hace ya bastante tiempo que no publico un relato en el blog, no es porque mi velocidad escritora se haya reducido drásticamente. Tan solo los relatos que deberia de dejar aqui, los mando a Certamenes que exigen que todo lo mandado sea inédito. Este microrelato no irá a saco roto, y será publicado en la revista bimestral miNatura #121, con lo que esto es la primera publicación que hago, de la que me siento orgulloso. Aunque me quedaré con que esto no es una victoria, si no una no derrota.
Un saludo
Con cierto
cansancio mañanero, y con la capa de pereza que me caracteriza, encendí la
televisión holográmica de mi salón. Me adormiló aun más la aterciopelada voz de
la presentadora de las noticias; lástima que fuera la de una simple robot.
Anunciaba la reciente subida de la criminalidad en el mundo, a un uno por
ciento. Cuando en otro momento, el escuchar de un seis por ciento de índice
hubiera sido el perfecto reflejo de una sociedad utópica e idealizada, ahora
estremecía el hecho de que había subido como la espuma al uno por ciento. Tal
vez fuera por la implantación de la tecnología en el campo de la ley y la
justicia, que nuestro planeta hoy, goza de un bienestar seguro y afianzado. Todos,
como ignorantes, nos dejamos abrazar por la simpatía y la obediencia que se
respira al lado de los autómatas férricos que nos protegen día tras día. Pero
la realidad oculta es que una mano de hierro oprime a todo ese uno por ciento,
inspirando un temor cruel y un macabro miedo disfrazado, con horrorosas
torturas en las peores prisiones, dignas de horribles videojuegos de terror. Mi
víctima solloza y suplica en lamentos ahogados. Enciendo mi cortadora de plasma
con una sonrisa tétrica. Me da igual, soy de los del uno por ciento y nunca
faltaré a mi instinto asesino.
Un saludo
10.8.12
Perdido
Perdido me encuentro, casi sin nada que
hacer. Me someto a la escritura semiautomática, que me permite dejar aquí tan
solo lo que siento, no lo que pienso. Por lo que pienso no son más turbaciones
de mi alma, de mi sentimiento. Espero a que llegue, el relato que siempre he
deseado. La historia que cualquiera ansia, el escrito perfecto. Pero se que no
llegara, no puedo mas que no esperar, sino escribir, sacar todo lo que tengo
dentro. Quien sabe si no estará escondido entra la masa de lo que tengo, como
fina agua que se cuela, rápida y fluida, entre los ladrillos viejos de una
destartalada construcción. Quien sabe si mover todo mi mundo, alcanzara con
creces lo que deseo. Quien sabe si seré capaz de trasladar todo mi mundo a
papel, si mi mundo es demasiado grande o el papel demasiado pequeño, jamás lo
sabré. No puedo más que moverme aquí, agitarme entre las cuerdas que me
apresan, y liberarme. No estar perdido, sino oculto.
Conciencia
Estoy tranquilo. Mis obras avanzan, en
buen camino y sin pararse, no a pasos agigantados pero si llevan el ritmo
sosegado que yo deseo. Me he permitido el lujo de ponerme el teclado sobre mis
muslos y, holgadamente, hacer honor a mi pequeño y humilde diario de bitácora,
y explicar lo que estoy llevando acabo desde hace algún tiempo.
Bueno, no hará mas de dos días, cuando un
muy amigo mío y yo, decidimos hacer una profunda reflexión e indagar un poco
sobre los misterios del Pathos, un global termino filosófico que engloba
demasiados conceptos como para ser explicado en tan solo una entrada. Creo que
estoy teniendo con el señor Arystar, las conversaciones más nítidas y
productivas que jamás he tenido con alguien en mucho tiempo. Esto me puede
ayudar en gran a parte, a comprender mejor la vida que me rodea, y a escribir
mejor de la vida de quienes me rodean, y de mi vida.
Pero, paralelamente, me aproveche de la
bondad de mi estimado amigo, para comprobar con el, uno de los más bellos
misterios que ha tenido el ser humano. Sabía que aceptaría adentrarse en este
surrealista mundo paralelo, tanto por su forma de ser, como por el hecho de
darme y darse el gustazo de explorar algo tan oculto. Los sueños son tan solo
un medio de tantos, de los que intentamos explorar este exquisito planeta. Pero
no son tan deliciosos como yo pensaba. Realmente en mi, es horroroso.
Ciertamente ya me esperaba algo así, pero prefería tener la idealizada ilusión
de un mundo hermoso y bello. Esta vacío de amor y lleno de odio. Es terrible entrar
ahí. Pero lo volveré a hacer una y otra vez. Se que le gusta que me hable,
dejare que converse durante horas conmigo, no seré exigente. Mi color es el
negro, no el rosa, no pienso rendirme antes mi mismo.
Diego utiliza el subconsciente para
derribar a mi yo interior, masacrarlo, hacerlo picadillo en una lucha de maldad
y crueldad.
Pero yo tengo un arma mucho mas poderosa,
con la que él jamás podrá luchar. Un lápiz.
Ira
Quien probo de tu nectar pasional, bien se hizo daño, porque no hay peor maldad que la ira. Instintivamente, como animales, nos sumimos en la ira. Es un deseo irreprimible que provoca el dolor, el deseo de devolverlo a todo a su estado. El deseo de estrujar todo lo que se te antoje, hasta que chille, gima, se estremezca o sangre, sin preocuparte de quien o que es. La ira es horrible, y al mismo tiempo, efimera, cuando se calma apenas queda una suave mar que apenas se mueve con la brisa marina. Pero cuando esta en apojeo, las olas alcanzan lo insospechado, trangandose barcos de todos los tamaños, sin importarle lo que se enfrenta, sabe que ganara. La ira siempre gana, en nuestras mentes, la ira siempre alcanza la victoria, la estrangula y la exprime. Pero no es mas que una falsa ilusion, y el engaño es lo que nos hace dolor. La ira consume, pero solo consume al que la tiene. Me siento justo al haber compartido mi consumación en palabras, las unicas que no engañan. O al menos las unicas que intentan no engañar.
6.8.12
Arte, mi amor irrompible
Si algo he comprendido en este
transcurso de mi vida, es que el arte es complementario e infinito. Ojala
hubiera sabido escoger el camino de la vida alejada de este mal, que me consume
cada día mas, enseñándome lo diminutos que somos en el mundo y la poca repercusión
que tienen nuestras enanas vidas en la humanidad. Como hormigas abarrotadas,
seguimos la corriente, dejamos fluir entre nosotros el impulso del anterior, y
nos arrastramos por un río que desemboca en un mismo mar. Pero el arte es la única
forma de aferrarse e ir contracorriente, contra la fuerte marea que nos lleva y
nos guía.
En un momento de mi vida, descubrí
que el arte era lo único por lo que merecía la pena luchar, porque el arte
encierra todo lo real y lo irreal, es el todo, pero al mismo tiempo puede ser
la nada. El arte es la pequeña locura que nos ata a la verdad, tan solo debemos
seguir la cuerda, el rastro de otros mucho que han perseguido la eterna belleza
por esta oscura senda. ¿Qué pensó W.A Mozart, en su lecho de muerte, al
comenzar a componer Lacrimosa, complemento divino de su Réquiem? ¿Qué pensó Dalí
al pintar La salvación de San Antonio? ¿Qué pensó Lovecraft al escribir la Llamada de Cthulhu?
El arte es el medio por el cual
todas estas preguntas son respondidas. Porque por arte, ellos consiguieron transmitir
sus pensamientos, aun mas importante, sus sentimientos. Solo debemos quitarnos
la venda negra que nos impide avanzar y ver lo que nos intentaron enseñar. Con
ello alcanzaron la inmortalidad, forjaron un cauce aparte del gran río que nos
une a todos. El individualismo es la diferencia, la diferencia hace la
superioridad, la superioridad es eternidad.
Arte. Es complementario, se
alimenta de si mismo. El escritor se inspira con música, el músico con la
escultura, el escultor con la pintura, el pintor con un escrito. Un círculo
vicioso que todo lo une y conecta, que hace la simbiosis perfecta, y el
crecimiento acelerado de algo eterno.
El arte no es complemento de mi
vida. Por desgracia no creo que haya nada mas valorado en mi vida que lo que creo
y destruyo, en acto de orgullo supremo y una superioridad maloliente. El arte
se ha convertido en la forma por la que vivo de verdad.
3.8.12
La verdad
Dudo mucho que haya tenido más ganas de escribir jamás, y
demasiado he esperado a coger el lápiz y ponerme manos a la obra. Esta no es
cualquier reflexión.
Me encuentro encerrado en un coloso de hierro y hormigón,
atrapado en la casi infinita red del turismo, y la atracción de las personas a
la costa, como peces que anhelan la mar día tras día, esperando al verano para
escapar de su rutina terrenal. Viviendo la tranquilidad de la presión y la
lentitud de la rapidez del tiempo, la soledad se agrava en la más grave
sociedad de nuestro tiempo. Esto me permite reflexionar, y escribir más o menos
algo que se pueda leer. No es mi afán hoy el de deleitaros con una selección de
metáforas y frases largas, lo poco que haga, ha salido solo, y tan solo en un
impulso para poder describir mi mente ahora. Esto de encontrarme a mí mismo, no
sé si resultara tan fructífero como yo espero. Me doy cuenta, con el paso del
tiempo de multitud de cosas que tal vez no debería de aprender. Es difícil
dejar que la mina del lápiz haga tu trabajo; es una gran mierda, tal vez por
eso soy escritor, o un intento de ello.
Quiero dejar claro una cosa. Desde lo más profundo de mi,
comienzo a tener una gran repulsión y asco a mi propia obra, gracias al punto
de vista erróneo que tenéis de esto. Lo que leéis no es un blog, joder. He
estado convirtiendo mi basura, en basura asquerosa que dar de comer. Siento
mucho que os haya complacido comeros la multitud de pinos que he plantado con
tanto cariño. A partir de esta entrada, tenéis dos opciones, sencillas y bien
contrastadas, blanco o negro.
Deja esto, tirado, es la más inteligente y la que todo el
mundo hará. Yo ni siquiera me daré cuenta, y tú podrás dedicarte a otras cosas
mucho más interesantes.
La otra, pierde un poco el tiempo, en leer lo que un puto
adolescente, en proceso de convertirse en una mierda de escritor fracasado deja
con su mayor sentimiento.
Pero si lo hacéis, tened en cuenta que no leéis el ñoño y
jodido blog de pacotilla, que trata de una basura de mundo utópico lleno de
maricones, igualdad, mariposas de colores, fraternidad y mas maricones.
Se acabo. La primera regla es simple. Esto no es un blog. Es
mucho mas asquerosos que eso; llamadlo diario de bitácora, aunque es diario de
mi vida. No toméis esto como un antes y un después, no es con esa intención.
Tan solo comienzo a descubrir las trazas del gran dibujo de mi vida.
Si leéis esto y sois nuevos, bienvenidos a esta sucia
taberna. Pisad las cucarachas y limpiad un poco el polvo. Dejad a los
murciélagos del techo, no suelen comer personas. Esta permitido escupir, cagar,
mear, vomitar o masturbarse en el suelo, haced lo que queráis mientras paguéis
y sigáis dentro de este antro infernal. Y por supuesto, probéis mi cerveza y
deliberéis su sabor.
Para los que si me leéis desde hace algún tiempo, os digo
que después de tanto tiempo, desde el artículo de Dia
D: "Desembarco en la vida real", he intentado descubrir la
verdad, la verdad sobre Diego y todo lo que le rodea.
El camino es largo y complejo de atravesar. Pero en
realidad, después de tantos meses ¿Quién coño es Diego? Ese ser misterioso que
materialicé. Incluso con la ayuda de mi amigo, me siento incapaz de escribir
todo lo que siento, como si estuviera castrado, es imposible de explicar esto a
la perfección. Ahora la línea que debería de estar recta e impoluta, se tuerce
haciendo pequeños montículos irregulares y rompiendo su equilibrio.
Ha ocurrido, después de tanto tiempo, por fin ha pasado. ¡Boom! Ha explotado. Parece que la dinamita que puse en este muro de Berlín ha hecho reacción; se han roto los barrotes férricos de su jaula. Diego por fin está libre de su prisión, de su celda de objetivismo humano. Si antes lo veía como una ilusión en la lejanía, como si no fuera conmigo, ahora está más cerca de mí que nunca. Lo que es Diego para mí, comienza a convertirse en realidad, y no es quien yo creía, es mucho peor.
No tengo cabida en esta cloaca de ratas subnormales, eso
diría Diego. Es como nadar en mierda, mierda diluida que se te pega a la piel,
una suciedad persistente, una peste y un rastrero de enfermedades innombrables
que te acompañan mucho más allá de donde vas. Esta creado de odio, normal que
piense eso.
La pregunta aun divaga en mi mente, y tal vez en las
vuestras si seguís leyendo. ¿Quién cojones es Diego?
Pues bien, aquí está mi parada de reconocimiento, mi
recuento de víveres y ganancias en este viaje. Y he descubierto que por fin
casi alcanzo a saber quién es Diego. Y no es fácil llegar a este punto.
Cualquiera que hasta este momento, haya pensado que Diego es
mi parte oscura o mi parte indeseada, está muy equivocado.
Diego es la parte con la que lucho y combato día a día; no
nació Diego y lucho conmigo, lucho conmigo y después lo hice nacer, tan solo
tenía que verlo y afirmar que “existía”. Y durante mucho tiempo transcurrido,
me he dado cuenta de que su ficción me había permitido retenerlo y manejarlo a
mi antojo. Cuando se hizo realidad, pensaba que había cogido las riendas de mi
vida, pero solo estaba jugando, no estaba demostrando ni la cuarta parte de su
potencial. Ahora creo que muestra casi la mitad, y me tiene bien cogido por los
cojones.
Hasta este punto, he llegado. Desde aquí, parto hoy y lo que
haga o deje de hacer Diego conmigo, es totalmente desconocido. Pero para Diego,
esto no es tan divertido como me lo parece a mí.
Diego sufre mucho, sufre como nadie, de hecho su padre es el
sufrimiento y el dolor. No tiene elección en el ser o no ser; él no es, y
“vive” con este hecho. Es superior a mí, es mucho mejor que yo, pero en
realidad soporta cosas horripilantes, situaciones espeluznantes con criaturas
de ensueño en una cúpula de pesadilla inagotable. No desearía a nadie ser
Diego. Diego no es mi interior malvado, sino mi hemisferio oculto. Diego son
las cosas de las que me avergüenzo y las que él no importa ser. Vive
tranquilamente atormentado. El reparto idóneo, el equilibrio perfecto, jamás
llegara. Todo racional, será aburrido, todo liberal, será desastroso. Es mucho
más difícil de lo que pienso y mucho más fácil de lo que pensáis.
Esta no es mi mejor reflexión escrita ni redactada, pero si
una de las más importantes para este diario y para mi vida. He roto con las
metáforas, esto no es un blog. Es un diario de mi mierda y aquí publico mis
mierdas.
Esta reflexión es la verdad, o al menos parte de ella. ¿Quién es Diego?
Ya lo he dicho, no quiero
volver a repetirlo.
Diego, soy yo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)