Hoy escribo bajo el cobijo de la sombra de un árbol. Otra vez. La única diferencia es que hoy, lo hice intencionadamente, en un lugar mucho más lejos y más retirado de la ciudad. Con 0 personas a mi alrededor, la concentración se multiplica y la escritura se vuelve óptima.
"Mens sana in corpore sano" es una cita latina de las Sátiras de Juvenal. El significado de esta oración se ha trasgiversado tras bastante tiempo, y ahora nos hemos quedado con la siguiente concepción: La mente sana, reside en el cuerpo sano. Por tanto, es necesario labrar las dos por igual.
Pienso hacer esto todos los días que pueda. La costumbre se asentaba en madrugar y poder escribir por la mañana temprano. Hasta ahora, lo he llevado a cabo. Desde ahora, esto, no va a cambiar, pero pienso volver a la sombra del árbol.
Aquí el cuerpo no puede estar más sano. Una brisa tenue, fresca y pura me acaricia los brazos y me lame el rostro. Siento como el sol, ya despierto, comienza a trepar por la bóveda celeste, para alcanzar el cenit de la cupula de aire. Mis músculos se relajan aqui. Este árbol me sonrie al ver que lo he escogido a él, entre otros muchos, pero pienso ir rotando mi posición, para que ninguno de ellos se sienta necesitado. Los pájaros, siempre felices, entonan mil melodias encadenadas, y baten sus alas para moverse de un sitio a otro.
Para mi, la literatura es mas o menos lo mismo. Transportarse al bosque eterno de los pensamientos del autor, es lo mas bello que puede existir. Conocer cada pluma de ese pájaro, cada hoja de ese árbol, y cada estrella de ese cielo, es lo único que intentamos los escritores.
Este paisaje no es tan bonito como la literatura, pero aspira a ello, tal vez, quien sabe, bajo mis manos y mis letras. Bajo mi bolígrafo y mis folios.
Aunque, tal vez, ya lo haya hecho.
Un saludo
No hay comentarios:
Publicar un comentario